domingo, abril 27, 2008

Cómo hacer cosas con palabras

Los artistas suelen afirmar que han recibido un Don divino que les posibilita hacer su arte. Los profetas también se consideran personas que han recibido un don divino, usado en dichos casos para guiar a sus pueblos. La palabra es generalmente el vehículo que usan estos inspirados para lograr este efecto en las multitudes. El lenguaje funciona en dos niveles: un efecto es la comprensión por parte del oyente, y esto se logra simplemente si conocemos las reglas que regulan su uso. El otro, las consecuencias del discurso, no se obtienen con ningún conjunto de reglas o trucos. Si le doy una mala noticia a alguien, y este sufre un ataque cardiaco, es un efecto inesperado de mis palabras. No hay manera de producir los efectos deseados mediante lo que decimos. Me explico: si le digo a alguien "por favor, abre la puerta", puedo lograr que me entienda si ese alguien habla español. Pero no puedo lograr que abra la puerta, y si de casualidad toma un hacha y la abre a golpes, tampoco podía preverlo yo al usar esa expresión. Así, los discursos son más peligrosos de lo que parecen: mueven montañas, mueven hordas completas de seres humanos para que maten por sus convicciones, a pesar de las intensiones de quienes hablan. En resumen, debe tenerse cuidado con lo que se dice porque las consecuencias de ello son imprevisibles. Ni siquiera está garantizada la comprensión de las propias palabras. Sobre todo si son dones, sobre todo si tenemos el poder de convencer mediante los signos que emitimos. Parecería, sí, que algunas personas hacen aparecer por arte de magia cosas mientras las describen.

jueves, abril 17, 2008

Guerra entre Colombia y Ecuador

Estamos adportas de la Tercera Guerra Mundial. Un video ha demostrado más allá de toda duda razonable el presidente Rafael Correa, del vecino país de Ecuador, es un narcoparacoguerrillerobandolero de las FARC. Así que Colombia debe entrar en guerra cuanto antes con ese país. En este video se ve clarmente el momento en el que Raul Reyes, el segundo narcoparacoguerrillerobandolero saluda y felicita a Correa. El razonamiento de la gran mayoría de colombianos es el siguiente: Reyes felicitó a Correa, por tanto éste es aliado de las FARC. A este argumento le hace falta una premisa, que muchos compatriotas asumen como verdadera de manera implícita: Todo x que es felicitado por y, apoya a y. Así que el razonamiento queda como sigue: Todo x que es felicitado por y, apoya a y, Correa es felicitado por Reyes, por tanto Correa apoya a Reyes. Este argumento depende de la veracidad de la primera premisa, ya que la segunda ha quedado probada por el video que circula por los medios actualmente Para debilitar el argumento basta con hacer una analogía que tenga la misma forma, premisas verdaderas y conclusión falsa, u ofrecer un argumento que demuestre que la primera premisa es falsa

Para que ésta sea falsa simplemente necesitamos encontrar que existe algún A felicitado por B, pero que no lo apoye. Sabemos que una proposición de la forma “Todo S es P” es falsa cuando hay al menos un S que no es P. Debemos, pues, demostrar que la regla general es falsa. Ahora bien, tenemos el caso de nuestro mismísimo presidente, que fue felicitado por el presidente de nuestro otro país vecino, que también se encuentra en pugna diplomática con nosotros, y que pertenece a un lineamiento político opuesto al de nuestro líder: En una reunión lo felicitó por algunas de sus políticas, pero de aquí no se sigue que U* apoye a Ch*.

La premisa es falsa.

Una objeción a esta analogía puede ser que no es lo mismo ser felicitado por un presidente que por un guerrillero, se estaría obviando una característica relevante. Pero, imaginemos que de pronto Reyes hubiera salido felicitando a Uribe por ampliar la red de carreteras donde se movilizan las FARC? ¿Sería Uribe partidario de las FARC? Ridículo. Por eso me gusta tanto el lema de “Colombia es pasión”. Porque somos pasión pero no razón. Ojalá las relaciones internacionales se manejaran con argumentos fuertes y no a punta de chismes, que es lo que muestran nuestros medios de comunicación. Ojalá no haya guerra, sobre todo si es basada en estos argumentos tan… chimbos…

martes, abril 15, 2008

Impresiones de un país extranjero

Sí, lo sé, se las debo. Nunca me ha gustado hablar de mis viajes, salvo cuando voy con amigos, y recordamos la travesía. Como fuera del país siempre he ido sólo, o por lo menos sin mis amigos, esos viajes se quedan perdidos en mis recuerdos hasta que alguna conversación hace que salgan a la luz. La primera vez fui, como muchos niños de mi generación, a Disneylandia. Lo primero que me llamó la atención de Miami fue que todos hablaban español, excepto los turistas, que trataban de hablar inglés. Una pesadilla recurrente es que viajo allá de nuevo para "practicar" mi insípido inglés, y no encuentro a alguien que lo hable. Lo segundo que me llamó la atención es que en las calles (de toda Florida, o por lo menos la parte que conocí) no había un sólo papel en el piso. Ni siquiera -aunque puede ser un recuerdo inventado, de esos que dicen los científicos que el cerebro construye uno pequeño. Vi muchas cosas que se demoraron en llegar a este país, pero no viene al caso ahora recordarlas. Al llegar al país, no sé por qué, no tuve la impresión de que hubiera hecho gran cosa, así que callé mi aventura. Al año siguiente una compañera del colegio, de cuyo nombre no me quiera acordar aunque se llamaba Fabiola, regresó de su viaje cargada de fotos con las que presumía ante todo el salón. Era una chica pequeña, sapa, fastidiosa, en fin, un vomitivo. Yo dije que también había ido, y que no era para tanto, que no debía hacer tanta buya. Mis compañeros, envidiosos, como siempre, no me creyeron, así que llevé una foto mía al lado de Pluto, el de Tribilín. Misteriosamente se perdió. Menos mal no llevé mi foto del Transbordador Espacial.
Venezuela la conocí porque mi familia vive en la frontera, así que hice la ruta de los contrabandistas (un tío que traía los horribles pero baratos productos de allá), y me sorprendió lo barato y feo de los carros, lo inmunda que era la mantequilla, las calles amplias y que los bolívares se parecieran tanto a los pesos colombianos que terminé pagando un helado en la calle con un billete de muy alta denominación en pesos colombianos. Muchos de mis primos parecían venezolanos, pues veían la T.V. de allá, cantaban su himno nacional y tenían cédulas de allá. En lo personal solo me gustaba que pasaran Robotech, serie que jamás se vio acá en Colombia.
Finalmente, mi último pero más importante viaje fue a Buenos Aires, como ya saben. Y lo que más me sorprendió, es que los argentinos, por lo menos allá, no son engreídos. Lo segundo es que para ser un país en quiebra y "tercermundista", me pareció bastante decente: no hay huecos en las calles, hay un buen sistema de salud, educación gratuita, sueldo para las amas de casa mayores de 60 años, con calles amplias y arquitectura que descresta a los calentanos, aunque eso sí, más sucia de lo que imaginé. Pero lo que verdaderamente me conmovió es que, a diferencia de los jóvenes de aquí, los de allá si leen, primero, y segundo, recuerdan que en una época hubo dictadura y hubo desaparecidos. En varios lugares hay placas que recuerdan quiénes desaparecieron en ese lugar, y cuando salí de rumba con unas chicas del lugar, al pasar a lado de una base militar me hicieron saber su malestar, sin decir por qué, puesto que aparentemente todos lo recuerdan. ¿Por qué en mi país nadie recuerda lo que pasó en los años ochenta con el Estatuto de Seguridad de Turbay? En fin, luego les cuento más.

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Los laberintos - Reflexiones sobre la filosofía de la periferia por Alfonso Cabanzo se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.