domingo, enero 31, 2010

Manipulación de los medios II.

La reforma a la salud es impopular: afecta a los usuarios y a los médicos, y favorece a las corporaciones poderosas, como Saludcoop, la empresa número 18 en el listado de empresas con grandes ganancias económicas. De nuevo, el “Robin Hood gobiernista”: roba a los pobres para darle a los ricos. ¿Cómo enderezar este golpe a la imagen del Ejecutivo? Presentando, como dije antes, la reforma como atacando intereses de grupos económicos (tabacaleras, cervecerías, casinos). “Hay muchos críticos con intereses económicos”, titula El Espectador un artículo en el cual Diego Palacio defiende la reforma:

Veo tres tipos de críticos. Primero, aquellos que tienen algunas preocupaciones sinceras y a los que no hemos podido explicarles el alcance de las medidas. Pero hay dos críticos adicionales. Unos son los críticos por intereses económicos porque van a ser golpeados o controlados. Los laboratorios médicos están preocupados, al igual que la industria tabacalera y cervecera. Hay otros, que son críticos políticos. Por ejemplo, no puedo entender que los mismos que alabaron la sentencia de la Corte ahora digan que el Gobierno está loco. Me extrañó que la senadora Cecilia López dijera que si ella recibía el mismo plan del conductor pensaría en dejar de cotizar”.

El gobierno ha entorpecido las explicaciones: no hay difusión suficiente de los decretos, y fueron publicados como imágenes (archivo de imagen en PDF) lo que dificulta cortar y pegar los pasajes problemáticos. Por otro lado, presenta el movimiento de protesta como un intento político de atacar a Uribe. Esto hace que los partidarios del gobierno, aun sin entender la gravedad de las medidas, las apoyen por solidaridad ideológica con otras medidas del Ejecutivo. Por otro lado, en otro artículo en El Tiempo, se afirma 'Copago será para la clase alta, no para los estratos bajos', dice el Gobierno.

Esta afirmación es absurda y demagógica. La clase alta colombiana tiene medicina prepagada. No deberá hacer “copagos”, y en caso de hacerlo, y siguiendo la lógica de este sistema, ¡es injusto que las EPS les ayuden a pagar cuentas siendo de clase alta! Por supuesto, lo ideal es que un sistema universal de salud atienda a ricos y pobres por igual, y que se cobren más impuestos, que financien esto, a los que puedan pagarlos; esto sin pasar a pignorar pensiones, ni obligar a nadie a hacer préstamos. Finalmente, para “contentar” a la rama médica, se publican unos “borradores” de reglamentación donde se dice:

ARTÍCULO 1º. Los estándares adoptados de que tratan el parágrafo 1 del artículo 26 de la ley 1164 de 2007, adicionado por el artículo 23 del Decreto 131 de 2010, serán de obligatorio cumplimiento únicamente cuando la Academia Nacional de Medicina y la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas en el caso de los médicos y la Federación Odontológica Colombiana en el caso de los odontólogos, en ejercicio de su autonomía, así lo definan.

ARTÍCULO 2º. Para efectos de la aplicación de la sanción contenida en el literal e) del artículo 83 de las Ley 23 de 1981 y 79 de la Ley 35 de 1989, deberán configurarse los dos supuestos que darían lugar a la misma, estos son apartarse sin justificación aceptable de una recomendación incluida en un estándar obligatorio en los términos que se definen en el artículo primero del presente Decreto y que tal situación ocasione un daño económico al Sistema General de Seguridad Social en Salud. La inexistencia de uno de los supuestos no dará lugar a la responsabilidad ético disciplinaria ni a la imposición de la multa.

La diferencia entre estos borradores y los decretos es abismal: primero, son eso, borradores. Segundo, se publican en Word, lo que hace fácil su difusión, a diferencia de los primeros. Con esto, los defensores de la reforma tienen “argumentos” para demostrar que no son malas, y que las objeciones de los gremios médicos son “infundadas”. Nótese que para escribir este texto, he tenido que tomarme la molestia de transcribir del archivo de PDF los decretos, mientras que sólo corté y pegué los borradores. Es una asimetría que, repito, tiene como fin evitar la lectura de aquellos.

Los decretos de la emergencia social 2010 son absolutamente claros y diáfanos en sus disposiciones: de redefine el POS, dejando amparados solamente lo que llaman “procedimientos de baja complejidad”, es decir, enfermedades que no se tratan mediante costosos tratamientos. Todo aquello que queda fuera del POS, se llama ahora “prestaciones excepcionales en salud”, y al ser de media y alta complejidad, un “comité técnico” debe determinar si será o no tratada por la EPS. De serlo, el usuario, afiliado y demás, tendrá que pagar. ¿Cómo? Dejemos que el decreto 128 lo indique:

Artículo 15°- CAPACIDAD DE PAGO. La autorización de prestaciones excepcionales en salud que serán COFINANCIADAS por FONPRES procederá previa verificación de la CAPACIDAD REAL DE PAGO del afiliado, a partir de la cual se determinará si el solicitante O GRUPO FAMILIAR pueden costearlo en su totalidad, o la proporción que puedan asumirlo, teniendo en cuenta su nivel de ingreso y/o su capacidad patrimonial, entre otros criterios. ARTÍCULO 16°.- Facilidades de pago. El gobierno nacional reglamentará esquemas de financiación que puedan ser desarrollados e implementados por las entidades del sector financiero, cooperativo y cajas de compensación proporcionando a los afiliados al Sistema General de Seguridad social acceso a líneas de crédito que les permitan financiar las pretensiones excepcionales en salud, en lo que a ellos corresponda. Para cubrir las obligaciones derivadas de las prestaciones excepcionales en salud los afiliados también podrán utilizar parcial o totalmente el saldo sin comprometer, que mantengan en su cuenta individual de Cesantías, ya sea de manera directa o mediante su pignoración. Igualmente y para el mismo efecto, podrán disponer de los saldos acumulados en fondos o programas de pensiones voluntarias sin que pierdan los beneficios tributarios que la ley les reconoce.

En resumen: se pagará con el patrimonio que posea el enfermo o su familia, con sus cesantías y pensiones, y en caso de no pode hacer esto, con un crédito que “amablemente” le darán los bancos. No dejemos que el gobierno siga diciendo que la reforma consiste en “gravar con impuestos” para financiar la salud. La verdadera concertación consiste en eliminar los copagos, y continuar gravando a las grandes empresas.

viernes, enero 29, 2010

Emergencia Antisocial


El movimiento de rechazo a los decretos dictados durante la Emergencia Social en Colombia es poco menos que escalofriantes. El decreto 128 afirma que las personas afiliadas a las Entidades Prestadoras de Salud deben pagar con su patrimonio, o en caso de no tener suficiente, deben conseguir un préstamo de alguna entidad financiera. El decreto 131 afirma que si los médicos se salen de estos parámetros los multarían con 5 millones a 25 millones de pesos aproximadamente (U$ 2500 - U$ 12500). De manera arbitrara se quitan las tutelas, único mecanismo que ha dado algo de justicia social, pues obliga a las EPS a pagar tratamientos fuera del POS. Además, los decretos parecen redefinir el plan obligatorio de salud (POS), que pasa a estar integrado sólo por tratamientos médicos “de baja complejidad”. Es decir, ciertos tipos de cáncer, enfermedades respiratorias crónicas, diabetes, sordera, etc., al ser de alta o media complejidad, pasarían a ser “prestaciones excepcionales” en salud. Los tratamientos que no tengan base científica o que sean “experimentales”, tampoco serán cobijados por el POS. Por supuesto, cada entidad tendrá un comité técnico encargado de determinar cuándo un procedimiento es o no científico o experimental. El temor, fundado, de los colombianos de clase media, radica en el hecho de que tendrán que pagar, además del descuento de ley que sale directamente de su sueldo cuando se enfermen gravemente, deberán quedar (más) endeudados, y en la quiebra. El temor de los pobres es que no tendrán cómo pagar. El de los médicos consiste en la pérdida de su autonomía: no podrán formular drogas por fuera del POS. Este sistema así reformado es tremendamente similar al de los Estados Unidos, que Barak Obama está tratando de reformar. Si se mantiene, no tardaremos en ver más problemas de los que hay ahora con la ley 100 de 1993 (cuyo ponente ante el congreso fue Álvaro Uribe). Veremos más filas de gente en las salas de emergencias, sin poder ser atendidas debido a que no cotizan, y más gente endeudada y embargada por los bancos, quienes “amablemente” les prestaron para pagar, por ejemplo, un tratamiento de cáncer cervical. El documental de Michael MooreSicko, revela de dónde surgió esta idea en el país del norte: las grabaciones del Watergate –ordenadas para espiar a la oposición, pero que se volvieron contra él, revelan el momento histórico en que se le propone la idea a este presidente republicano: El 17 de febrero de 1971, a las 5: 23 p.m., se mantiene la siguiente conversación entre el asesor Ehrlichman y el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon:

Ehrlichman: Hemos limitado los problemas del vicepresidente en este asunto a una cosa, y esa es si debemos incluir a estas organizaciones de mantenimiento de la salud.

Nixon: Déjame preguntarte, tu sabes que no sé mucho sobre estos malditos programas de salud.

Ehrlichman: Esta es una empresa privada.

Nixon: Bien, eso me gusta.

Ehrlichman: Edgar Kaiser está usando su negocio “Permanente” para beneficio, y la razón por la que lo puede hacer, y me entrevisté con Edgar Kaiser y me dijo sobre esto, y me pareció algo profundo, es que todas sus iniciativas van hacia dar menos cuidados médicos, porque entre menos cuidado médico ofrezcan, más dinero ganan…

Nixon: ¡Magnífico!

Ehrlichman: … y los incentivos van de manera correcta.

Nixon: Nada mal.

Al día siguiente, el 18 de febrero de 1971, el presidente hace la siguiente declaración:

“Estoy proponiendo hoy una nueva estrategia nacional de salud. El propósito de este programa es simplemente este: quiero que EEUU tenga el mejor sistema de salud en el mundo. Y quiero que cada estadounidense pueda recibir ese cuidado cuando lo necesite” (Sicko, minuto 30 del documental).

Ahora bien, las comparaciones son odiosas. Pero no estoy insinuando que nuestro presidente Uribe se parezca a Nixon. No insinúo que tenga asesores con extraños y oscuros vínculos, ni que en su gobierno haya iniciado proyectos para favorecer a la empresa privada en detrimento de los ciudadanos, y mucho menos insinúo que es posible que haya tramado un plan para espiar a la oposición, ni a la rama judicial. No lo insinúo, lo afirmo con vehemencia.



Y si vemos las declaraciones del ministro de salud, que venden la nueva reforma como una manera de darle cobertura en salud a todos los colombianos, no puedo sino imaginarme que la conversación del día anterior fue como la que acabo de transcribir, solo que cambiando el nombre “Permanente” por Coopsalud, y el de Kaiser por Palacino:

“El Ministerio de la Protección asegura que los decretos de la emergencia social permitirán que todos los colombianos puedan acceder de manera equitativa y suficiente a todos los servicios de salud que necesiten, al tiempo que racionalizarán el manejo de los recursos del sistema” El Tiempo.

Recordemos que Palacino, investigado por la DIAN y la la Superintendencia de Salud, convirtió la salud, amparado en la ley 100, en un negocio que deja miles de ganancia, e implementó el sistema de empresarial llamado “integración vertical” (el que usan las petroleras) en el sistema de clínicas y hospitales de Colombia. En síntesis, estos decretos destrozarán la salud y el bolsillo del pueblo colombiano, mientras los de siempre saldrán beneficiados. Esperemos que el grito del 6 de febrero en la Paza de Bolívar sea “universalización del servicio de salud”, como era antes de la ley 100 de 1993.

P.S. Los colombianos de bien están convencidos de que los nuevos decretos mejorarán la salud. El 57% afirma esto en una encuesta de CM&. Por favor, voten por el NO, pues ya sabemos que las encuestas en este país tienen efecto de bola de nieve: en unas horas todo el mundo pensará que los decretos son maravillosos, y que los organizadores de la marcha somos terroristas.

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