jueves, septiembre 29, 2016

El deber de la posibilidad

Cuando pase el plebiscito los enemigos en redes habrán cesado. Volveremos a nuestro estado de siempre: nuestros buenos trabajos, a estudiar en nuestras buenas universidades, a una cama limpia y caliente. Si peleamos con algún amigo iremos a un bar a beber cerveza y hablar de negocios o viejos buenos tiempos. Si fue un familiar escucharemos los cuentos de mamá antes de dormir, besaremos a nuestros hijos y hermanos. Los generales seguirán en sus casas ordenando a los soldados rasos atacar. Si gana el NO, los combatientes seguirán como siempre: en la selva, huyendo al ruido de los aviones cuando descargan sus racimos; evitando tomar tal o cual camino porque una bomba destrozará el convoy y de paso a sus compañeros. Los campesinos seguirán huyendo en procesiones religiosas desde sus tierras a donde no estén los paras o guerrilleros. Las madres seguirán llorando a sus hijos, pobres enlistados; huérfanos reclutados a sus padres asesinados. Si gana el NO, no pasará nada. Si gana el SÍ los colombianos tenemos por primera vez en 50 años la posibilidad de que los combatientes lleguen a una cama caliente, se re encuentren con sus familiares y amigos, la posibilidad de que la madre no tema por la vida de su hijo, enlistado en una batida en la ciudad tras una noche de fiesta. ¿Podemos negar esa posibilidad? ¿Seremos tan mezquinos de que en función de nuestras opiniones, de nuestras tozudas razones, negaremos a esta gente la posibilidad de salvar su vida del temor a la muerte, de cambiarla? En NO es votar por lo que ya sabemos que hay. El SÍ es votar por la posibilidad cierta de cambiarlo
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Los laberintos - Reflexiones sobre la filosofía de la periferia por Alfonso Cabanzo se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.