Hay una revuelta en el Tibet. ¿Por qué? Hasta donde entiendo, los ciudadanos originales del Tibet se sienten amedrentados debido a las políticas Chinas: un tren se está construyendo, o ha construido, y con él han llegado muchos extranjeros; las costumbres milenarias se han transformado; los lamas tibetanos están siendo impuestos a la fuerza por el gobierno central; aparentemente no hay libertad. Hasta donde recuerdo, uno de los argumentos para invadir esta región fue justamente que el gobierno teocrático Tibetano tenía estas tierras sumidas en un medioevo en pleno siglo XX, así que los chinos "exportaron modernidad" a estas tierras. Este favor consistió en una cantidad de muertos, exiliados, y tibetanos desnutridos por políticas erradas de la famosa "banda de los cuatro".
Jamás he estado de acuerdo con que un estado extranjero intervenga en otro con el argumento de liberarlo, modernizarlo o conducirlo al verdadero camino de la Salvación Eterna. Claro, la tesis no es radical. En casos donde sea comprobado que se está cometiendo un genocidio, por ejemplo, la intervención extranjera es necesaria. Ruanda en un dramático ejemplo: ningún organismo internacional, ni ningún estado, intervino en la guerra civil, de manera que fueron asesinados a machete más de medio millón de seres humanos (acaso en ese país no había petróleo, ni oro, ni nada que interesara a las naciones que tradicionalmente exportan democracia).
Así pues, China no puede usar como argumento que está "Ayudando al Tibet" para invadirlo, mucho más cuando el Gobierno tradicional, aparentemente, no estaba cometiendo actos de barbarie contra sus ciudadanos. Ellos verán si quieren modernizarse, o si prefieren quedarse enclaustrados en sus monasterios milenarios, rodeados de silencio por todas partes (a propósito, no me imagino un tren irrumpiendo en esas alturas mientras los monjes recitan sus mantras). Por otro lado, tenemos al Dalai Lama, gobernante en el exilio, haciendo campaña política para presionar la liberación de China. En lo personal, jamás me ha gustado la mezcla entre política y religión: me parece una ecuación explosiva, y aun cuando los budistas predican la no violencia, de todas formas no me agrada ese activismo que más parece ir en bienestar de los religiosos que buscan poder, y no del pueblo tibetano como tal. De hecho, sabemos que China está nombrando a las "reencarnaciones" de los monjes, y algunos de éstos, exiliados, están aceptando dichas intervenciones para recuperar sus monasterios y poseciones mundanas perdidas con la invasión. Así que la búsqueda de poder por parte de estos líderes religiosos conducirá a más divisiones, que ojalá no terminen en enfrentamientos violentos -cosa muy rara entre el budismo, pero no imposible- al interior de los tibetanos en el exilio.
Jamás he estado de acuerdo con que un estado extranjero intervenga en otro con el argumento de liberarlo, modernizarlo o conducirlo al verdadero camino de la Salvación Eterna. Claro, la tesis no es radical. En casos donde sea comprobado que se está cometiendo un genocidio, por ejemplo, la intervención extranjera es necesaria. Ruanda en un dramático ejemplo: ningún organismo internacional, ni ningún estado, intervino en la guerra civil, de manera que fueron asesinados a machete más de medio millón de seres humanos (acaso en ese país no había petróleo, ni oro, ni nada que interesara a las naciones que tradicionalmente exportan democracia).
Así pues, China no puede usar como argumento que está "Ayudando al Tibet" para invadirlo, mucho más cuando el Gobierno tradicional, aparentemente, no estaba cometiendo actos de barbarie contra sus ciudadanos. Ellos verán si quieren modernizarse, o si prefieren quedarse enclaustrados en sus monasterios milenarios, rodeados de silencio por todas partes (a propósito, no me imagino un tren irrumpiendo en esas alturas mientras los monjes recitan sus mantras). Por otro lado, tenemos al Dalai Lama, gobernante en el exilio, haciendo campaña política para presionar la liberación de China. En lo personal, jamás me ha gustado la mezcla entre política y religión: me parece una ecuación explosiva, y aun cuando los budistas predican la no violencia, de todas formas no me agrada ese activismo que más parece ir en bienestar de los religiosos que buscan poder, y no del pueblo tibetano como tal. De hecho, sabemos que China está nombrando a las "reencarnaciones" de los monjes, y algunos de éstos, exiliados, están aceptando dichas intervenciones para recuperar sus monasterios y poseciones mundanas perdidas con la invasión. Así que la búsqueda de poder por parte de estos líderes religiosos conducirá a más divisiones, que ojalá no terminen en enfrentamientos violentos -cosa muy rara entre el budismo, pero no imposible- al interior de los tibetanos en el exilio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario