El Oráculo dice que esta mañana ya te habrás despertado, Todavía y a tu pesar, pensando en mí. Porque ya durante el alba cerré mis ojos, con tus labios aun pegados a mi piel. El augurio te dice que hace milenios, cuando aun la tierra no había enfriado sus corrientes marinas, Cuando aun las estrellas hervían con la fuerza imparable de la primera catástrofe, Que el triste destino del Hombre estaba escrito, como escrito está el curso de los surcos de polvo en el espacio, Que nada se puede hacer ante lo inevitable, y ante lo inevitable nada ya puede hacerse. Pero si este mundo, como dices, es el mudo artefacto de un extraño dios, Si este mundo, como creen, es el rudo bosquejo de algún dios infantil, abandonado a medio hacer ante el oprobio de la imperfección, Si ese dios es un esclavo, de otros dioses menos diligentes pero más perfectos, todo cuanto hay ya estaba diseñado, mal pensado y peor armado. Es en este escenario, dicen los adivinadores, que el destino nos tenía preparado este entrecruzamiento, Preparaba el nudo armado entre dos hilos que en principio no debían enredarse, y que poco a poco irá soltándose, ahora, nunca, más tarde o más temprano. Porque el augurio reza, ya lo sabes, que todo en esta vida ha de acabarse, porque quieres, porque quise, porque un día la muerte nos separa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario