Hay un viejo argumento filosófico que pretende refutar el realismo de los objetos que percibimos. Es más o menos como sigue, en su versión más debil Una perosona, por decir, Juan, percibe los objetos rojos como verdes. No obstante, desde pequeño ha aprendido a llamar a lo que él ve rojo con el nombre "verde". Así, cuando el doctor le pregunta "¿de qué color es este objeto?" Juan dirá "verde", aun cuando lo vea rojo. El doctor no tiene manera de saber que ve un objeto como siendo rojo cuendo en realidad es verde. Conclusión, no tenemos manera de saber cómo es el mundo, puesto que el doctor podría, por ejemplo, ver el mismo objeto azul y estar llamándolo "verde". De aquí podría inferirse, con la dialéctica diáfana de los filósofos, que el mundo no existe.
Veamos la refutación.
Miere fíjamente la siguiente imagen:
¿Ve los números 45, 29, 6 y 8? ¿Sí? Pues no es daltónico. ¿No los ve? Pues es daltónico. De hecho, yo no veo sino a duras penas el 29, y borroso. No podría decir qué colores no veo bien, pero, de resto, todo lo veo perfectamente normal. me enteré de mi daltonismo como tres años después de que mi oftalmólogo, un griego con apellido que sonaba como "Estafilococus Falciformun", me hiciera cada año el control. Aun cuando en las clases hablabamos de este argumento y de lo sólido que sería. Cuando, muchos años después, le pregunté a este griego para qué era ese exámen, me dijo "para determinar su grado de la enfermedad". Igual, seguí ignorándo qué era exáctamente lo que me pasaba hasta cuando en una revista, creo que SoHo, salieron las mismas bolitas y todo el mundo veía que decía algo ahí adentro... todos menos yo. Así pues, queda rechazado el argumento filosófico mencionado, puesto que siempre encontraremos criterios para determinar si alguien no posee la percepción adecuada a un objeto. Todo lo demás, es carreta...
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