La filosofía, definida ella como aquello que hacen los filósofos -entre estas cosas están, por supuesto, la labor de definir qué es la filosofía, qué es definir algo, y por supuesto, que es ser algo, razón por la cual los filósofos nunca terminan diciendo algo concreto- no terminó con Hegel. Hubo después de él mucha gente que, a pesar de leer sus obras y padecer la crisis que lleva a declarar muerta esta antigua actividad del pensamiento luego de leer esa jerigonza de la cual Schopenhauer dijo que el autor ponía las palabras y el lector debía inventar el significado, decidió dedicarse escribir sobre esos temas. Así, hoy en día tenemos una sarta de filósofos llamados "contemporáneos", que nacieron en el siglo pasado (el XX) y que están dejando el mundo este siglo XXI. Uno de ellos, me acabé de enterar, es Richard Rorty.
A él le debo, junto con Platón, el haberme reído a carcajadas al leer una obra filosófica. Eso, creo, ya es uno de los más altos logros para un filósofo.
Su obra básicamente consiste en defender un liberalismo comunitarista: "nosotros somos Americanos. Somos liberales. Todos deben hacer lo que nosotros decimos (ser liberales) porque nosotros mandamos. Todos los filósofos antes de mi son unos pelmazos. Y Kant apesta, junto con su Deducción Trascendental, que sólo sirve para darle el título de filósofo a todo aquel que no se aburra luego del primer párrafo". Por eso me caía bien el señor, aunque a veces se me asemejaba en su forma de escribir a la Chimoltrufia: "como digo una cosa digo la otra".
A él le debo, junto con Platón, el haberme reído a carcajadas al leer una obra filosófica. Eso, creo, ya es uno de los más altos logros para un filósofo.
Su obra básicamente consiste en defender un liberalismo comunitarista: "nosotros somos Americanos. Somos liberales. Todos deben hacer lo que nosotros decimos (ser liberales) porque nosotros mandamos. Todos los filósofos antes de mi son unos pelmazos. Y Kant apesta, junto con su Deducción Trascendental, que sólo sirve para darle el título de filósofo a todo aquel que no se aburra luego del primer párrafo". Por eso me caía bien el señor, aunque a veces se me asemejaba en su forma de escribir a la Chimoltrufia: "como digo una cosa digo la otra".
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