sábado, junio 02, 2007

Más sobre música y crítica



Para poder hacer una crítica sobre arte, es fundamental tener una claridad sobre qué es eso de lo que tanto se habla. Y bien, si, he dicho muchas veces: es como el porno, nadie lo puede definir, pero todo el mundo lo reconoce cuando lo ve. Ahora, puedo decir, sin temor a equivocarme, que un sello distintivo del cine porno es que nos excita (sí, a las mujeres también, no mientan). ¿Cuál será, según esto, el sello distintivo del arte? Pues bien: es aquella creación humana que está hecha para transformar nuestra forma de percibir el mundo. Y entiendo por mundo nuestra vida cotidiana, un hecho, un objeto, una vivencia. Así, puedo haber visto diez mil veces a Marilyn Monroe, pero al ver el cuadro de Andy Warhol, mi visión de ella se transforma: ahora la veré de una forma diferente; se ha transformado mi percepción del mundo. Lo mismo sucede con una pieza musical: una es la existencia antes de escucharla y otra, después de oírla. La existencia se ha transformado. Esto, por supuesto no nos da una pauta para identificar el arte bueno del malo. Pero, podemos decir que en la medida que esa transformación se de manera más o menos fuerte, podremos decir que la obra es más o menos mala. Por ello los clásicos son Los Clásicos: el poder transformador de sus símbolos supera fronteras nacionales, religiosas, étnicas, lingüísticas. Nadie es el mismo después de cerrar las páginas de Cien años de Soledad, sea un celador que lo lee en su caseta para no dormirse, o un académico en Nepal. Incluso el escándalo es transformador: nadie miró con los mismos ojos un orinal después de ver el que Marcel Duchamp pusiera en un museo.

Como dije en el post anterior, en música parece haber una cantidad de factores para saber cuándo una pieza musical es revolucionaria. Pero ese no es el punto. El punto es que una obra de arte transforma nuestra forma de ver el mundo. No dice nada sobre transformar las técnicas, las formas usuales, etc. Por supuesto, una forma de garantizar que va a lograrlo es justamente innovando en las estructuras tradicionales. Pero, y aquí es donde viene lo interesante de la definición, cualquier persona con un mínimo de atención puede darse cuenta de que eso que está frente a él está haciendo algo raro, está mostrando algo nunca antes visto. Ese sentimiento se traduce, en muchos casos, en desasón, sorpresa, rabia, incertidumbre, puede dejarnos pasmados, hacernos entrar en éxtasis. Mas en un mundo como el de ahora, donde la gente está insensibilizada por la cultura de masas, pasándonos siempre, una y otra vez, als mismas fórmulas gastadas. Así, el artista trata de transformar estas visiones buscando causar estos sentimientos. Por ejemplo, ¿quién no se sintió raro cuando escuchó por primera vez “Paranoid Android”, de Radiohead. Desazón, malestar, tal vez un “que canción rara, no se puede bailar”, o simplemente “que ganas de llorar”. Es posible que lo raro pueda ser traducido como: “hay una amalgama rítmica: en la mitad de la canción, el ritmo cambia de un 4/4 a un 7/8”. Es decir, de un compás común y corriente (“un-dos-tres-cua”, cuentan los músicos), pasan a usar un compás in par, bastante raro en la música pop (“ún-dos-tre-cua-ún-dos-tre”). También usan melodías descendentes al tiempo que la letra va diciendo “desde lo alto cae la lluvia”, de tal forma que la música traduce a aquellos que no entienden bien la letra, lo que se quiere decir: tristeza, depresión:

Rain down, rain down

Come on rain down on me

From a great height

Una técnica usada, entre muchos otros, por Bach, desde 1700. El punto es, aquí se utilizan elementos novedosos dentro del ámbito del rock (por lo general en el rock la música va por un lado y la letra por otro, y los videos no tienen que ver con ninguna de las dos cosas) para transformar nuestra percepción. Configurando un lenguaje un poco más complejo que el de nuestro diario vivir, pero lenguaje al fin y al cabo, entendible por todos. Así que todos estamos en capacidad, según esto, de reconocer el arte cuando lo veamos. Porque todos podemos decir si lo que nos muestra nos transforma, o nos deja como antes.

P.S. No es la esencia del arte "causar sentimientos" en el espectador, de la misma manera que no es función de la comida causar salivación en el comensal. Lo que hace es buscar que veamos el mundo de otra manera, y si en el proceso nos produce sentimientos, eso es secundario. Igual, sentir es una forma de conocer.

1 comentario:

El Chato Heston dijo...

Hola,

Hace unos años, en la facultad de arquitectura, debatíamos sobre que es el arte. Salían las típicas respuestas 'el arte debe ser...' o 'el arte debe tener...' (nadie había leído a Arthur Danto), hasta que un amigo refirió haber leído que en estos días, la única condición del arte es: que te conmueva. Desde ese día así lo suscribo.

Muy buen blog, llegue aquí por B-Logos (a mí tambien me parece desmesurado etiquetar al Sgt. Pepper como 'revolucionario').

Saludos

Licencia Creative Commons
Los laberintos - Reflexiones sobre la filosofía de la periferia por Alfonso Cabanzo se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.