sábado, diciembre 10, 2011

Enseñando a aprender

¿Cómo responder a la carta abierta de Camilo Jiménez? ¿Defendiendo su actitud, indicando que es comprensible? ¿Criticando su actitud docente? ¿Dándole la razón a los estudiantes que dicen que los profesores no dan la talla? Tengo tantas cosas que decir que no sé por dónde empezar.
La estudiante Victoria Tobar ha respondido el ataque de Jiménez a los estudiantes, atacando a la labor docente: de los 25 que ha tenido, alrededor de tres han dado la talla. Como profesor, he vivido muchas veces casos de profesores que no hacen en absoluto lo que deben hacer. Son clases “chéveres” con películas y notas fáciles. Así mismo, he vivido casos de estudiantes que no hacen el más mínimo esfuerzo por aprender nada de lo que se les enseña. Llegan al salón con trabajos y lecturas de otras clases, y se ofenden cuando les pido que se salgan. Hay quienes se la pasan chateando con su Black Berry.
He visto cómo muchos profesores claudican aun desde la primera clase. Tobar tiene razón en una cosa: la docencia es un apostolado. Se necesita fe para creer que algunos de esos chicos saldrán de la universidad y les habrá quedado algo de lo que a veces ingenuamente pensamos que podría ayudarles.
Una cosa, sin embargo, es apabullante. Y es que a las universidades, en particular en las privadas, la gran mayoría de gente no quiere, no debe y no debería poder estudiar. Recuerdo que cuando presenté el examen de la nacional salí llorando. No podía creer semejante prueba, pues supuse erróneamente que era tan fácil como los exámenes para conseguir la licencia de conducción en este país.  Cuando quise estudiar música fui rechazado varias veces. El examen exigía, entre otras cosas, saber leer partitura, y tener un oído educado, que en nada tiene que ver con la consabida expresión “aprendió por oído”.
Para todas las demás carreras, sin embargo, sólo hay dos filtros: el dinero y el examen del ICFES, es decir, sólo uno, el dinero. Por ello me encuentro con razones como las siguientes cuando interrogo a los estudiantes sobre los motivos que tienen para entrar a estudiar: no me gustan las matemáticas; podría hacerme un buen dinero cuando me gradúe; mis padres quieren que sea médica y no actriz de teatro; debo hacerme cargo de la empresa familiar, por eso estudio ingeniería industrial. Si el sistema académico colombiano fuese serio, ninguno de estos estudiantes debería estar estudiando; si quizás tienen las aptitudes necesarias, por haber asistido a buenos colegios o por haber aprendido directamente viendo a sus padres, una entrevista mostraría que sus intenciones no son serias y que es muy probable que abandonen sus estudios pronto.
En otros casos, se busca estudiar –es el caso de los estudiantes apáticos– porque simplemente no se quiere –ni se puede– salir a trabajar. Las universidades se han convertido en guarderías caras donde los niños de papá hacen lo que se les da la gana con su apoyo. Un caso dramático es el de los asesinos de Andrés Colmenares, quienes con influencia y dinero han tratado de callar una verdad  de a puño: nadie se puede suicidar con ocho golpes de arma corto–contundente ni ser arrastrado por un riachuelo de diez centímetros de profundidad. ¡Y yo que me quejo porque los padres alcahuetas me atacan dado que con los 1.0 que se merecen en definitiva, sus hijos de "3.0 en todo" resultan por fuera de la universidad!
La universidad está llena de estudiantes –y, sí, también de profesores– que no deberían estar allí. Y no hay nada más difícil que enseñarle a quien no quiere aprender, ni aprender de quien no quiere enseñar. La labor se hace más complicada cuando, a juicio del profesor, que ha estudiado, se ha preparado para estar allí y hace su tarea, considera que un estudiante debe ser reprobado, y ante tal acto el chico mueve toda una artillería de chismes, maledicencias e influencias paternas para que el estudiante pase, laureado, de ser posible. Aún resuenan en mi cabeza las palabras de un decano que me dijo textualmente: “la universidad es un negocio, y usted no debe joderle la vida a los estudiantes”.
Así pues, para evitar casos como los del ex profesor Jiménez, hay simplemente que poner patas arriba nuestro sistema educativo: una educación secundaria de calidad, donde se garantice que todos, estudiantes pobres, ricos, feos y bonitos, aprendan lo mismo e igual de bien: desde las matemáticas mínimas para ser un estudiante competente de ingeniería, hasta la armonía y el conocimiento musical necesarios para entrar, sin tener que estudiar un año más de secundaria, a un conservatorio. Necesitamos un examen serio de admisión, con entrevista a profundidad incluida, para determinar quiénes quieren ir a la universidad a aprender, y quienes están allí por presión social, por desparche o porque no saben qué hacer con su vida. Y necesitamos una educación PAGADA por el Estado, para que las universidades no se conviertan en asociaciones de mercachifles como el decano de marras, preocupados por obtener dinero de los bolsillos de niños ricos y padres endeudados,  y no por formar ciudadanos, investigadores y profesionales que forjen el país industrializado y civilizado que algunos soñamos con construir.

jueves, agosto 25, 2011

Marketing: para mejorar el país mediante la industria

El objetivo de este trabajo es diseñar una campaña de propaganda para vender un producto diseñado por nuestra empresa. Tal producto es un software para apoyo empresarial y seguimiento de la competencia, que hemos bautizado “WIRETAPPING-DAS”. Pretendemos lanzar el producto para captar nuevos y potenciales clientes.

El lenguaje utilizado se moverá en el registro medio, es decir, manejaremos un discurso que pueda ser entendido por una amplia gama de población. Tratando de vender “WIRETAPPING -DAS”, asociaremos la marca con ciertos valores tradicionales del país, formas de actuar, pensar y una manera de ver el mundo.

Como técnicas de comunicación usaremos el Publi-reportaje en El Tiempo, así como publicidad enmascarada en programas periodísticos de radio y televisión.

Nuestro software “WIRETAPPING -DAS” estará dirigido a políticos, gente de bien, honesta y trabajadora, que se ha asociado para convivir y librarse del demonio del comunismo, el socialismo, las ONG terroristas de derechos humanos, activistas políticos terroristas vestidos de civil, funcionarios indeseables de las Naciones Unidas, la Unión Europea y otras instituciones enemigas de la Patria, por supuesto, aliadas también con el terrorismo. Buscamos ministros y ex ministros, ex reinas de belleza y aspirantes a actrices. Además, el programa vendrá con función de accesibilidad para discapacitados que carezcan de dedos para señalar, pero que pueden promulgar leyes que manden a la cárcel a quienes protesten, y a quienes divulguen información mediante medios electrónicos, es decir, información sospechosa de violar los derechos de autor, sobre todo, de autores de delitos contra los ciudadanos, como reformar la Salud y la Justicia. El promedio de edad está entre entre los 25 y 60 años, hombres y mujeres, preferiblemente sin mucha educación aunque hayan ido a la Uribersidad, que no gusten mucho de leer, salvo los publireportajes del tiempo, de José Obdulio Gaviria, Ernesto Yamhure o Fernando Londoño, que vean RCN o Caracol y que aun estén convencidos de que este es “el mejor vividero del mundo” aunque no conozcan ni siquiera los países vecinos -aliados del terrorismo también-. En la medida de lo posible se espera que el target (pronúnciese tarjet con el más fino dejo paisa) sean beneficiarios de Agro Ingreso Seguro, o, en su defecto, que reciban un subsidio de Familias en Acción. Ojalá sean ciudadanos felices de poder viajar en carro a la finca, aunque no tengan ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario, del mismo modo y en sentido contrario.

Esperamos dirigir la campaña a jóvenes, mal llamados desempleados, más bien “desocupados”. Es decir, aquellos que hacen posgrado, maestría, doctorado y posdoctorado mientras sus padres los mantienen hasta que sus hijos puedan hacerlo, puesto que el índice de desempleo es sorprendentemente bajo: 14,2% en un país de 46 millones de personas (1). Es decir, 6'440.000 cesantes, suficientes para llenar toda Bogotá con gente sin trabajo (2). Esperamos, por supuesto, otros futuros clientes: amas de casa que deben quedarse allí ante la falta de oportunidades, vendedores informales y miembros de las BACRIM -antes llamadas autodefensas-, guerrillas y Fuerzas Militares, que aunque son empleados en estos grupos de auto ayuda, lo hicieron porque no había más opción.

Nuestro software será vendido como un paquete integrado que incorpore aplicaciones similares a Photoshop -para maquillar fotos de reinas de belleza caídas en desgracia- Audacity, para grabar conversaciones telefónicas de la oposición, y Movie Maker, para filmar y editar rescates ficticios que superen en perfección incluso al famoso rescate israelí Operación Entebbe. Incorporará una función llamada “falso positivo”: un botón al cual se pueda recurrir para disminuir y maquillar cifras de desempleo de los jóvenes: los incorporará automáticamente en los grupos de auto ayuda mencionados anteriormente, de manera que serán ipso facto, sacados de la lista de vagabundos, al tiempo que aumentará la popularidad de ministros, presidentes, o ministros que hayan llegado a presidentes. Es decir, mataremos dos pájaros -o varias centenas- de un solo tiro.

Eso sí, estos beneficiarios jamás serán los jóvenes “bien”, que departen en el Parque de la 93 divirtiéndose con productos psicotrópicos que estimulen su creatividad, sagacidad e inventiva en negocios como la implementación de zonas francas y empresas de reciclaje y artesanías Los elegidos serán ñeros de Altos de Cazucá que fumen marihuana (pronúnciese “mariguana”) en los potreros de Soacha, Subachoque y Sutamarchán, mientras se dedican a alucinar y a planear maneras de robar a la “gente bien”.

Al pensar en un publi-reportaje de El Tiempo, hemos decidido que sean excelentes periodistas y comunicadores quienes publiciten el producto. Buscaremos además presentadoras reconocidas por su profesionalismo y objetividad para que hagan propaganda encubierta en la televisión, y que por su inteligencia y sagacidad a la hora de analizar las noticias, por su belleza y presencia, tengan mucha credibilidad. Es decir, Claudia Gurisatti o Vicky Dávila. La primera es recordada por sus reportajes a Carlos Castaño y a Mancuso, presentándolos como “jóvenes emprendedores que salen de su pueblo para defender a los suyos”, es decir, a sus negocio ilícitos. La segunda es recordada porque presentó los escándalos de corrupción del gobierno Uribe como si fuesen chismes de farándula y no crímenes de Estado que rayan con la violación al Derecho Internacional Humanitario, y que con ropas semitransparentes deja ver la cosa política para que el publico olvide esos mismos escándalos. Los libretos serán redactados, si nada extraordinario sucede, por Felipe Arias, y serán representados por la excelente y bella actriz Valerie Domínguez. En principio se pensó que, a pesar de la gran cantidad de dinero que le hemos ofrecido, si el producto saliera defectuoso podría salir ante los medios diciendo que fue engañada y que todo lo hizo por amor, pero dado que nuestro software ha sido diseñado por los más prestigiosos ingenieros de la Uribersidad, no creemos que tenga que demostrar de esa manera sus dotes histriónicas: nuestros productos, al igual que los proyectos de los Nule, quines financiaron la Uribersidad y la reelección de nuestro mayor benefactor, así como paseos en helicóptero del nuevo Ministro del Interior y del Presidente, jamás fallarán. Como nunca falló el túnel de la línea, inaugurado por el rector de la Uribersidad.

Otros periodistas que participaran en los publireportajes serán, como dijimos anteriormente, José Obdulio Gaviria, Ernesto Yamhure o Fernando Londoño. Los tres son ampliamente reconocidos por sus objetivas y cesudas columnas de opinión, publicadas en reconocidos diarios como El Tiempo y El Espectador. Yamhure fue, entre otras cosas, miembro de la misión diplomática en Noruega, y desenmascaró a “los enemigos de Colombia en el exterior”, es decir, miembros de la intelectualidad europea que comulgan con la lucha por los derechos de delincuentes como las mujeres, los homosexuales, las minorías étnicas y toda esa caterva de desadapatados que se niegan a aceptar, con la constitución de 1886, que Colombia es una país de hombres católicos y blancos, que hablan español, casados por la Iglesia y que viven con una mujer sumisa y obediente, como Lina de Uribe o Titina de Santos. Faltó poco para que Yamhure lograra desenmascarar las conexiones entre los miembros del comité del Premio Nobel y la guerrilla de las FARC (pronúnciese FAR o FaeRC dependiendo del estrato), pues esos “intelectuales de quinta” osaron postular a la negra Piedad Córdoba, defensora de los homosexuales, las negritudes y los secuestrados, para el Nobel de la Paz.

Como todos saben, José Obdulio lidera un movimiento ideológico que pretende encumbrar la filosofía de la Uribersidad por encima de pseudo intelectuales de Izquierda como Noam Chomsky o Jurgen Habermas. El primero, Chomsky, creó una mísera e insignificante “gramática generativa transformacional” que apenas cambió la matemática y sirvió de base para definir las gramáticas categorismos, usadas entre otras muchas cosas, en Ingeniería de Sistemas. Habermas desarrolló la teoría de la Acción Comunicativa, base de miles de estudios del lenguaje y sociológicos. Son ambos tan terroristas que el primero recibió un doctorado Honoris Causa de la mamerta Universidad Nacional de Colombia por sus varios libros, artículos e investigaciones sobre el conflicto en el país; el segundo osó firmar una carta apoyando la candidatura de Antanas Mockus a la presidencia. Como todos saben, este loco que exhibió las nalgas ante el mundo prometió más impuestos progresivos y luchar contra la mayor fuente de ingresos para la clase media-alta en el país: la corrupción.

Como le conté a la gerente general del proyecto, Eva Pérez– y reproduzco textualmente mis palabras del correo-:

“...gracias a la Virgen y a Jesús, que siempre está sentado a la Derecha y no a la Izquierda de Dios, ganó nuestro candidato del partido de la U, Eva, quien grabó en piedra que no iba a poner más impuestos”.

Claro, no nos gravo con impuestos progresivos, sino afortunadamente, con impuestos regresivos.

Volviendo a la hoja de vida de los periodistas que colaborarán con nuestra campaña de propaganda, Fernando Londoño no necesita presentación. Fue ministro del Interior y de Justicia durante el primero gobierno de Uribe Vélez, y saltó a la fama cuando fue requerido injustamente por la rama judicial al haber recibido unas acciones de Invercolsa. Sin ser realmente trabajador de Ecopetrol se apropio de ellas y tuvo que devolverlas. Eso sí, afortunadamente devolvió exactamente el valor original de las acciones, pero se quedó con las ganancias. Londoño es también reconocido por ser uno de los cultivadores de la retórica greco-caldense. Con una lucidez espeluznante argumenta a la manera de los sofistas griegos, pero con el acento propio de los caldenses mal hablados. Para la muestra, un botón:

“Que es lo que se dice cuando se va a guardar el estiércol debajo de la alfombra. Y que es lo contrario de lo que nos prometió el Fundador de la Patria, cuando dijo que solo la verdad nos haría libres. No la feriemos otra vez [a la patria]”.

Reconoce en este fragmento -escogido al azar de entre sus muchas columnas de El Tiempo-, que nuestra Patria fue re-fundada en un convenio similar al de Ralito, por el mismísimo apóstol San Juan, autor original -o mejor, transcriptor- de de la frase por él citada. San Juan, Marcos y otros apóstoles, son también transcriptores de otras frases bíblicas célebremente usadas por el gobierno al que perteneció Londoño, como “No creáis que he venido a traer paz; no he venido a traer paz, sino espada” (Mateo 10, 34), y “Quien no está conmigo, está contra mí” (Mateo 12, 30).

ESTRATEGIAS DE COMUNICACIÓN:

Como estrategia de comunicación, aplicaremos los principios del Marketing social. Esta teoría publicitaria, desarrollada por Alan Andreasen y publicada en su libro Marketing Social Change, propugna por el “uso de técnicas del marketing comercial para el análisis, planeamiento, ejecución y evaluación de programas diseñados para influir en el comportamiento voluntario de la audiencia objetivo en orden a mejorar su bienestar personal y el de su sociedad"(3). Adicionalmente, usaremos también los 11 principios de quien es reconocido como uno de los primeros fundadores del Marketing Social, Paul Joseph Goebbels, ministro de comunicaciones alemán desde 1926 hasta 1945:

Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.

A quienes se opongan al uso de nuestro software “WIRETAPPING -DAS”, los tacharemos de enemigos de la patria y de terroristas, en todas sus vertientes.

Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.

Por ejemplo, quienes objeten nuestro Software de espionaje “WIRETAPPING -DAS”, o investiguen sus usos ilegales serán tachados de aliados de los terroristas, o como miembros de “Cortes Marxistas”.

Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. «Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan».

En caso de ser acusados por prácticas empresariales fraudulentas, acusaremos de lo mimos al acusador. Si atacan a alguien de nuestro equipo por corrupción, haremos lo propio. Mencionaremos la toma del Palacio de Justicia siempre que se pueda, cuando nos veamos muy atacados, sin mencionar, por supuesto, que Rito Alejo del Río ya fue encarcelado por desaparición forzada.

Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

Cualquier periodista o político que ataque nuestros métodos habrá de ser acusado de terrorista.

Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar (4).

Este principio no necesita explicación alguna. Nuestra publicidad estará hecha “a prueba de Idiotas”.

Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase: «Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad».

Así pues, afirmaremos que nuestro software “WIRETAPPING -DAS” ayudará en la lucha contra la amenaza terrorista.

Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.

Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.

Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales.Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

En este caso, a usuarios del software de la oposición, se les tachará de mamertos, comunistas disfrazados, terroristas. Se presentarán como feos, sucios, pobres y resentidos antipatriotas.

Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente de que piensa «como todo el mundo», creando una falsa impresión de unanimidad (5).

Haremos encuestas fraudulentas para convencer al público de que todos usamos “WIRETAPPING -DAS” de manera muy diestra.

Convenceremos con esta estrategia de Marketing a nuestro target de que nuestro software “WIRETAPPING -DAS” es el mejor del mercado, nos librará del terrorismo, la pobreza y la estupidez. Además, los convenceremos con propagandas al mejor estilo de Coca-cola, de que vivimos en el mejor país del mundo, o al menos de Latinoamérica; los convenceremos de la misma manera en que los hemos convencido de que nuestro himno es el segundo más hermoso del mundo, el acta de independencia de 1810 no jura lealtad al rey de España, Fernando VII, y de que el último gobierno acabó con la guerrilla y la pobreza. Al fin y al cabo, Colombia es pasión, pero no razón.

No importa que no haya infraestructura vial ni de comunicaciones, que no haya suficiente industria que genere empleo y que las pocas empresas colombianas, las minas y nuestros recursos naturales y parques hayan sido vendidos a las multinacionales durante los últimos ocho años. No importa que estemos por debajo de Chile, Argentina, Kuwait, Croacia, Uruguay, México, Serbia, Kazajstán, Boznia Herzegovina, Brasil, Bélice, y lo que es más grave para nuestra autoestima, por debajo de Perú, Venezuela y Ecuador en el Indice de Desarrollo Humano, según el informe de 2010 de la ONU. Hasta Irán, un salvaje país Islámico, está por encima de nosotros, y lo que es peor, durante los últimos años del gobierno anterior perdimos tres puntos en el ingreso bruto (6). Nada de esto importa, pues "una mentira repetida mil veces se transforma en una verdad", de manera que somos prácticamente una súper potencia que puede realizar mundiales de fútbol y reinados. No necesitamos aceptar nuestros errores y problemas para ser una gran nación, acabar con la corrupción o dejar de votar por los políticos de siempre, quienes desangran nuestra nación y nos condenan al subdesarrollo, la ignorancia y al hambre. Lo único que necesitamos es estar convencidos de que nuestro país es el mejor del mundo, así como el sancocho, el ajiaco y el aguardiente son los mejores productos del mundo en su género. Necesitamos más artistas y deportistas como el Bolillo Gómez, Shakira, Juanes, Natalia Paris o Esperanza Gómez sacando la cara -o el trasero-porno-sotros en el exterior, y menos científicos como Patarroyo o Emilio Yunis. No necesitamos mejorar estructuralmente nuestra nación, sino gastar miles de dólares en publicidad para mejorar una inmerecida “mala imagen”.

Finalmente sólo resta informar que nuestro producto “WIRETAPPING -DAS” ya ha sido ofrecido a nuestro nuevo aliado, Enrique Peñalosa, quien está interesado en usarlo para monitorear el desarrollo de la campaña de Mockus a la alcaldía. Porque alguien que renuncia a su partido cuando éste traiciona sus valores, alguien consecuente, debe ser sin duda ser alguien peligroso y digno de espiar. Esperemos que nuestro software ayude a Peñaloza y sus aliados, el partido de la U, a llegar a la alcaldía para continuar haciendo lo que hicieron durante los años en que se aliaron con el Polo.

(1) http://www.portafolio.co/archivo/documento/CMS-4845426 Dato de 2009.

(2) Según el DANE, al quitar amas de casa, estudiantes, trabajadores informales, y personas que están buscando empleo, solo quedan 1.5 millones de desempleados.

(3) Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Marketing_social. Andreasen es Professor of Marketing en el McDonough School of Business of Georgetown University y Executive Director of the Social Marketing Institute.

(4) Esta frase la leí en un manual de Publicidad, usado en una agencia colombiana.

(5) Tomado de: http://google.es/search?q=cache:xSIaOnV2tfgJ:mpcdigital.net/blog/11-principios-de-la-propaganda/

(6) http://hdr.undp.org/en/media/HDR_2010_ES_Complete_reprint.pdf. Informe de desarrollo Humano, ONU, 2010.

domingo, julio 31, 2011

Cinismo posmoderno

Leo en El Espectador estas palabras de nuestro presidente, Juan Manuel Santos:
“Yo aprendí a escribir a los 33 años, porque fue cuando me nombraron subdirector de El Tiempo, venía de Londres y tenía que escribir editoriales y por las manos, el yugo de los correctores de estilo, sobre todo de uno: Jaime González Parra”. Cuenta el periódico que «González era quien le advertía todos los días: “Doctor Santos: ‘ojo, qué diría Cuervo con esta palabra, ojo con ese nefasto gerundio, ojo con el abuso del adjetivo’”». Es aquí cuando me pregunto: ¿Cómo puede alguien llegar a ser subdirector del periódico más importante del país sin saber escribir? Bueno, de la misma manera en que muchas personas llegan a altísimos cargos sin saber hacer aquello para lo que han sido nombrados. Luis Camilo Osorio, por ejemplo, fue un pésimo Fiscal, y no tenía experiencia alguna en derecho penal, condición necesaria para ejercer dicho cargo. Es decir, aparentemente muchos de estos importantes puestos son otorgados “a dedo”. En el caso de nuestro presidente, asumo, o que bien que está bromeando, o que efectivamente no tenía idea idea del oficio cuando lo nombraron en tan importante puesto. Por supuesto, debió pesar su apellido, es decir, su padre era co dueño del diario. Así,muchas cosas se hacen en el país. Se nombra una persona con credenciales -un cartón de x o y universidad-, pero no tiene las capacidades para ejercerlo. Se asume que debido a su brillantes pergaminos podrá, en poco tiempo, aprender a hacerlo. El problema es que cuando vamos a mirar, tampoco es que sean personas muy brillantes. Están simplemente bien conectadas, o son familiares, o pagaron para estar ahí. Es decir, no se nombra a alguien competente, sino a alguien que, o bien está en mi círculo social, un “amigo” o familiar, o bien un esclavo: alguien a quien podamos manipular, con el fin de que nos de la mitad del sueldo, o contribuya a los torcidos que tengo planeado hacer. Semejante declaración cínica de Santos va acorde con su actitud al ser elegido presidente de la república: contrató un actor para que imitara la voz de Álvaro Uribe, y cuando se le preguntó por qué había hecho tal cosa, que es abiertamente ilegal, respondió: “un acto de picardía”. Así pues, nos movemos ante la época del cinismo: obramos mal, y no sólo lo hacemos, sino que nos ufanamos de ello. Ni siquiera pedimos perdón, mucho menos se ve un acto de arrepentimiento. Cuando se interroga a los Nule, salen diciendo que la corrupción es “inherente al género humano”, y Arias afirma que fueron “sólo unos pocos casos de Agro Ingreso Seguro” los que dieron dinero a familias políticamente podridas de la costa. Claro, no menciona que eso equivale a miles de millones de pesos que fueron a parar a su campaña, como ya mostró el “terrorístico y marxista” periodista Daniel Coronel. Pero el problema no para ahí: con ese mismo cinismo, las personas se declaran honestas mientras muestran el carnet del Sisbén -medicina gratuita para pobres sin empleo- mientras con la otra mano van manejando su flamante auto, o muestran su carnet de ingreso a la Universidad más cara de Colombia. Al menos deberíamos tener un poco de vergüenza, admitiendo que lo que hicimos estuvo mal, y luego enmendar el error. Parece, no obstante, que tal vergüenza sería admitir que hemos quebrantado las leyes. Es mejor admitir que lo hicimos, pero jugar a que eso no es una violación. Después de todo, si nos esforzamos en negar la realidad, esta cambiará a nuestro favor, como creen los filósofos pos modernos. Lastimosamente, éstos están equivocados: la realidad, como decía Borges, es de una inagotable riqueza, y el lenguaje de los hombres no agota ese vertiginoso caudal. Por más que nos esforcemos, seguiremos siendo los mismos cacos desvergonzados y subdesarrollados de siempre. Para la Muestra, la tercermundista inauguración del campeonato mundial de fútbol sub-20:  podemos iniciar las apuestas; podría jurar que no se ejecutó todo el presupuesto asignado, y mucho de este quedó en manos de alguien a quien no le importaba dejar en ridículo mundo al al país. Y cuando se le pregunte dirá algo como “fue dinero ganado honestamente”, sólo bajé algunos precios para tener una ganancia, una cosita de nada”. Cinismo, ese es ahora el mal del país.

sábado, abril 30, 2011

Los Arcanos Mayores

Esta vez los arcanos mayores no estarán de mi parte. Mi primera carta es la sacerdotisa, una mujer con un libro entre sus manos, abierto en una página cuyo contenido ignoro. Mi estrella corona tu cabeza que mira, mientras te sientas, allá, arriba, en tu trono, en medio de columnas de saber y con la cruz en tu pecho, dejando aparte este par de universos paralelos, abandonados a su suerte por un destino aciago. Mi segundo arcano es Ermitaño, viejo, sólo, encorvado en medio de la oscuridad. Con una luz en mi mano busco la verdad, busco ese esquivo autoconocimiento, pero lo único que veo, allá, en la cima, al final del camino que es el mismo comienzo, son las piernas de la sacerdotisa, quien camina buscando la luz, pero no al viejo. Luego aparece la carta de los enamorados, ese par de amantes que vivieron sólo para una tarde corta, triste, incompleta e inacabada, recortada por las ansias falsas de escoger lo que sabes en el fondo que no es para ti, terminada por cargar la eterna cruz que te desvela. La Fortuna, cuarta sota de mi surte, me muestra cómo ya te estás alejando más de mi, triste, lenta, irreparablemente; cómo quieres, cómo ya no quieres, volver a estar bajo mi sombra. Mi quinta carta es el Demonio, triste, vacío, habituado a lo habitual, con grandes cuernos en su cabeza de cabra, con su espada marcando, de nuevo, mi funesto hado, de lujuria y de desolación. A la sexta echada veo al Loco, caminando sin preocupaciones, sin pensar, dejándose llevar, arrastrando su ignorancia sin salir aun del paraíso, protegido por los demás Secretos sin temor a lastimarse. Finalmente veo una Torre, arrasada por la Ira de la Divinidad, el maremágnum; sus relámpagos desprenden las almenas que caen sobre un foso de caimanes, alligators, prestos a lanzarse sobre mi cuerpo inerte tras la devastación que significa trepar a tu castillo. Ese, por supuesto, sería mi destino, que me gustaría tuvieses de nuevo entre tus manos, pues pulvis sumus et pulvis reverterimur.

Lamento sobre la Tumba de Ernesto Sábato.


Existe cierto tipo de ficciones mediante las cuales el autor intenta liberarse de una obsesión que no resulta clara ni para él mismo. Para bien y para mal, son las únicas que puedo escribir. Más, todavía, son las incomprensibles historias que me vi forjado a escribir desde que era un adolescente. Por ventura fui parco en su publicación, y recién en 1948 me decidí a publicar una de ellas: El Túnel. En los trece años que transcurrieron luego, seguí explorando ese oscuro laberinto que conduce al secreto central de nuestra vida. Una y otra vez, traté de expresar el resultado de mis búsquedas, hasta que desalentado por los pobres resultados terminaba por destruir los manuscritos. Ahora, algunos amigos que los leyeron me han inducido a su publicación. A todos ellos quiero expresarles aquí mi reconocimiento por esa fe y esa confianza que, por desdicha, yo nunca he tenido. Ernesto Sábato

He aquí, en esta cita de Sábato, la explicación más acertada de la creación literaria, de la creación artística: deshilvanar el secreto laberinto de nuestra existencia. Saber cuáles son los hechos que han determinado nuestro presente, reinventarlos, reinterpretarlos, dotarlos de sentido. Escribir es siempre hacer una autobiografía, ya sea porque los actos pasados se convierten en eslabones de una historia, o porque las ideas plasmadas en la tinta sobre el papel revela nuestros más profundos sentimientos. En ocasiones alguien logra dar con el hilo que nos permitirá, si no descubrir ese hecho, al menos iluminarnos parcialmente, conocernos un poco, identificarnos con alguien o con algo, para así hacer más llevadera la incertidumbre de saberse sólo en un océano de individualidades. Eso fue Sábato para mí, una guía en momentos decisivos, un espejo en el cual ver la propia estupidez, la maldad y el amor que de vez en cuando resuenan meciéndose en el espacio hueco de los cerebros deprimidos. Aunque ante la muerte de un escritor suele hablarse de su obra completa, me limitaré a un único fragmento, quizás el que más me ha hablado sobre la condición humana, su Informe sobre ciegos. Se inicia con el siguiente epígrafe:

¡Oh, dioses de la noche!

¡Oh, dioses de las tinieblas, del incesto y del crimen,

de la melancolía y del suicidio!

¡Oh, dioses de las ratas y de las cavernas

de los murciélagos, de las cucarachas!

¡Oh, violentos, inescrutables dioses

del sueño y de la muerte!

Ya nos ubica en un universo donde lo divino y lo más bajo van de la mano. No habla de dioses benevolentes, perfectos, impolutos, como acaso lo soñaron los teólogos de la modernidad, sino de esos seres que parecen acompañar cada paso en este mundo: dioses de la basura, de toda criatura inmunda que nos rodea. Y es allí, en esta parte de su novela, donde Fernando Vidal Olmos baja al submundo de Buenos Aires, un laberinto oscuro y acuoso, con paredes húmedas y oscuridad total. Por una puertecita en el piso de un apartamento baja a un sótano en el que encuentra a una ciega, sacerdotisa de Deméter. Se desmaya e inicia un viaje, atravesando un rio subterráneo. Ve allí volando a las aves a quienes quitó sus ojos cuando era aun un crío, y una especie de ídolo, un anciano cíclope vigilándolo en el cenit de un sol negro. Rema huyendo de él hacia una gruta que lo llama. Duerme de nuevo. Al despertar está otra vez en la habitación primigenia, vigilado. Es encerrado y trata de huir del cuarto, adentrándose cada vez en pasadizos profundos, cada vez más, bajo la ciudad inmunda que duerme cobijada por la belleza de las mansiones bonaerenses, con sus hermosas mujeres y refinados hijos. Vaga por grutas pantanosas, se siente rodeado por lagartos, ratas, podredumbre; descubre o cree descubrir por fin las pruebas de un mundo que está dominado por los ciegos, desde que el cíclope pierde su ojo a manos de Odiseo, desde que Tiresias pierde la vista pero gana el don de la clarividencia, desde que Edipo se saca los ojos al no poder contemplar el asesinato de su padre por sus propias manos y la muerte de su madre ante el despropósito del amancebamiento con su propio hijo. Llega a un anfiteatro iluminado por una estrella agonizante, atraviesa páramos lunares, y divisa veintiuna torres gigantescas de basalto, en medio de las cuales surge una efigie con un único ojo fluorescente en el ombligo. Se dirige hacia él, cobijado por un cielo púrpura que alumbra malamente un paisaje marcado por la desolación de milenios, por los cadáveres petrificados de las hidras y los seres mitológicos que otrora poblaron ese templo consagrado ya a la muerte y a su terrible diosa. Entra en el ombligo y sufre una des-evolución que lo lleva a recorrer el caldo primigenio donde nacieron los humanos, retorna a su ser pez. Ayudado por la ciega, vuelve a ser serpiente, vampiro, sátiro. Despierta en su casa, anonadado, destruido, próximo a la muerte. Es acaso una metáfora de los demonios interiores que llevan al hombre a hacer lo que hace en la vida. Es un símil de la humanidad, gobernada por ciegos, como en la obra de Saramago, pero cuya única vidente es la conciencia misma de que si ahondamos en el interior no somos más que monstros cuya cáscara se ha convertido en lo que ahora llamamos civilización, que finalmente llegará a su ocaso, que dejará de nuevo la tierra cubierta de cráteres de desolación.


sábado, abril 16, 2011

¿Dónde están los periodistas?

Cuentan que cuando a Kant empezaron a azuzarlo para que ofreciera una respuesta al escepticismo sobre el mundo externo escribía en sus notas personales que estaba muy ocupado y muy cansado, de manera que le fastidiaba absolutamente tener que dedicar segundos de su tiempo a demostrar lo que todo el mundo sabe: que el mundo externo existe. Ante la pregunta formulada en la revista Arcadia ¿Dónde están los filósofos?, las respuestas no se han hecho esperar. La revista Semana, más seria que Arcadia, ya dedicó unas páginas al debate. Confieso que me da un poco de pereza. Tengo mucho que hacer, pero como en la sociedad de hoy el que no trata de hacer escándalo en los medios –sus 15 minutos de popularidad– no existe, daré mi respuesta al debate. Ya hace mucho respondí a un interrogante similar a partir de una frase adjudicada a Nietzsche: por donde pasan las ideas, cincuenta años después pasan los cañones defendiéndolas. La labor del filósofo, del verdadero filósofo, es evitar que esto suceda. Sentado en su escritorio, o caminando por la pradera rodeado de sus alumnos, el pensador suele ante todo tener una actitud crítica, a veces crítica en extremo, y para algunos crítica hasta la nausea. Ello no quita que algunos se hayan vendido “al sistema”: el mismísimo Hobbes trató de congraciarse con el rey mediante sus escritos, aunque finalmente también fue perseguido, pues sus escritos de todas formas incomodaban a la nobleza. Ahora bien, ¿qué tiene qué decir el filósofo ante los problemas actuales del país? No recuerdo haber leído una alusión directa de Sócrates a la Guerra del Peloponeso, aquel conflicto entre Atenas, el hogar de los filósofos, y Esparta, la cuna de los guerreros. No obstante, Sócrates fue juzgado y condenado a morir, pues se convirtió en una piedra en el zapato de los dirigentes de una democracia corrupta. Platón escribió entonces una diatriba contra esa Democracia, abogando por una dictadura del filósofo, aquel capaz de ver más allá de las narices de ciudadanos estupidizados por la comedia y la poesía, artes que él expatrió de su República. El pensador se convierte así en alguien impotable, que difiere de las opiniones del gobierno de turno y es pocas veces querido. Excepto, por supuesto, cuando se alía con estos e invita, como Aristóteles, a legitimar la esclavitud, o como Tomás de Aquino, a la guerra justa contra los musulmanes. Y la situación hoy en día no cambia: Bernard-Henri Lévy, influyó en la decisión de la ONU de atacar Libia. Actualmente Habermas, por ejemplo, es invitado constantemente a reuniones con el gobierno alemán, y su opinión es consultada y solicitada en los medios europeos de todo el mundo. Derridá fue entrevistado muchas veces para preguntársele sobre su posición sobre el terrorismo, y Paul Virilio aparece constantemente en los medios para criticar su posición sobre el desarrollo de los medios virtuales. Si buscamos, por ejemplo, en El Tiempo o en El Espectador no hay más que un artículo de Singer, ninguno de Habermas, Derridá o Virilio, sólo menciones escuetas en artículos culturales, donde poco o nada se difunde su pensamiento. Así pues, la pregunta adecuada más bien parece ser: ¿dónde están los periodistas? ¿Por qué ellos no indagan sobre los trabajos que los filósofos llevan a cabo en nuestro país? Los filósofos consultados por el periodista en Arcadia aceptaron tácitamente, con sus respuestas, que los filósofos no hacen nada. Pero ello es falso. Más bien su trabajo es invisibilizado por los medios. Por ejemplo, las investigaciones sobre ética y conflicto de Guillermo Hoyos, a quien jamás invitan a opinar en El Tiempo. Hay libros y estudios serios sobre la ideología conservadora, radical e irracional de Miguel Antonio Caro, compilados por Rubén Sierra Mejía, pero nadie a divulgado las conclusiones que de allí se desprenden: el país fracasó durante la primera mitad del siglo XX en parte gracias a ese proyecto de la Regeneración Conservadora, que echó para atrás las reformas liberales de mediados del siglo XIX. Para la celebración de los 100 años de su muerte, no hubo un debate serio sobre estas conclusiones, y los mismos medios de siempre siguen exaltando la figura de este anti–pensador, de la misma manera en que Londoño o José Obdulio son presentados como “filósofos”, se les dan espacios en radio, prensa y televisión, mientras se ignora a pensadores serios y rigurosos. Para la muestra, un botón: el artículo de El Tiempo donde se reseña la conmemoración afirma que el movimiento de la Regeneración “es considerado como el movimiento que implementó la modernización en esferas como la economía y en los aparatos institucionales del país”. Salomón Kalmanovitz, economista, filósofo, y ex gerente del Banco de la República, desmiente esta afirmación en la publicación de Sierra, y afirma que esas reformas económicas quebraron al país. Pero nada, los medios no hacen eco de las críticas al panteón de la estupidez nacional. Así mismo, ni El Tiempo, ni Semana, se le ha preguntado a algún filósofo –el educador por antonomasia, desde Sócrates– su posición sobre la reforma la educación superior. Más bien el filósofo debe salir a buscar esos espacios, y de hecho, lo hace. Ahora bien, los filósofos entonces están usando, he dado unas pequeñas muestras, medios alternativos de difusión de su pensamiento, ya sea desde la universidad, o desde el Blog. Que los medios tradicionales –con sus artículos amañados, superficiales y sesgados– no lo quieran ver, es otro asunto, como no han querido ver otras muchas cosas en el país.

Horóscopo para el día de hoy...

El Oráculo dice que esta mañana ya te habrás despertado, Todavía y a tu pesar, pensando en mí. Porque ya durante el alba cerré mis ojos, con tus labios aun pegados a mi piel. El augurio te dice que hace milenios, cuando aun la tierra no había enfriado sus corrientes marinas, Cuando aun las estrellas hervían con la fuerza imparable de la primera catástrofe, Que el triste destino del Hombre estaba escrito, como escrito está el curso de los surcos de polvo en el espacio, Que nada se puede hacer ante lo inevitable, y ante lo inevitable nada ya puede hacerse. Pero si este mundo, como dices, es el mudo artefacto de un extraño dios, Si este mundo, como creen, es el rudo bosquejo de algún dios infantil, abandonado a medio hacer ante el oprobio de la imperfección, Si ese dios es un esclavo, de otros dioses menos diligentes pero más perfectos, todo cuanto hay ya estaba diseñado, mal pensado y peor armado. Es en este escenario, dicen los adivinadores, que el destino nos tenía preparado este entrecruzamiento, Preparaba el nudo armado entre dos hilos que en principio no debían enredarse, y que poco a poco irá soltándose, ahora, nunca, más tarde o más temprano. Porque el augurio reza, ya lo sabes, que todo en esta vida ha de acabarse, porque quieres, porque quise, porque un día la muerte nos separa.

domingo, abril 03, 2011

La falacia de la educación

Todos los problemas de este país se reducen a la educación: una mejor educación nos hará un mejor país. Se postula así como premisa el que deba ampliarse la cobertura. Cada vez más y más graduados. Ahora bien, ¿es esto bueno? La cantidad muchas veces ha estado asociada con la baja calidad. Por ello debemos tener en cuenta qué es lo que estamos formando. Por ejemplo, el número de facultades de medicina en Inglaterra, un país con 61 millones de habitantes y un sistema de salud de los mejores del mundo, es 29. En Alemania, con 82 millones, tiene 38. En Colombia, con 44 millones y un sistema de salud que da vergüenza, hay 57. Casi el doble. De hecho, hay en promedio más médicos por persona que en países como Japón y Rusia. Por supuesto, el sistema de salud es pésimo, y, siguiendo una máxima de la economía, a mayor oferta, menos precio. Por ello, los salarios de nuestros médicos no son tampoco lo mejores. Y con malos salarios, salvo en un país comunista como Cuba, los profesionales suelen ser la mata de la mediocridad: tenemos 20 años de atraso en medicina, según Emilio Yunis, el médico genetista más reputado en nuestro país. No tenemos un premio Nobel de ciencia, y el único nominable, Patarroyo, curiosamente no tenía doctorado cuando inició sus investigaciones, pero es el único colombiano que ha desarrollado vacunas exitosas a partir de métodos desarrollados por él y su equipo. Ello se debe a que la universidad está transformándose cada vez más en escuela técnica. Aquí, y en otros países. Por otro lado, los verdaderos estudios universitarios, se han tornado inútiles. En muchos casos, los estudiantes salen con grandes deudas, que contrajeron para poder pagar sus estudios, pero estas inversiones no serán redituables. No hay posibilidades de que el mercado laboral absorba a la cantidad de profesionales que se gradúan cada año. Sumémosle a eso el hecho de que este no es un país industrializado. Nuestros ingenieros salen a vender computadores que otros ingenieros fabrican en otros pases, a pegar cables, que otros ingenieros, en otros pases fabrican, o a robar, como los Nule, pero rara vez salen a crear empresa, a innovar, a crear tecnologías que aumenten el producto interno bruto. Y ello es así básicamente porque en este país no tenemos universidades: tenemos escuelas cada vez más técnicas. Eso sí, reportan grandes ganancias: cada vez hay más estudiantes que buscan el preciado título, pero pocas veces sucede que el título los saque de la pobreza: simplemente los inserta en un círculo de producción y de deudas del que es poco probable escapar. Suelen mostrarse muchos estudios en donde se ve que los países industrializados tienen los mayores números de graduados universitarios por año. También se omite que suelen tener un mayor número de habitantes, lo que redunda en que comparados con Colombia, serían un menor porcentaje de su población. En cambio, poco se habla de el número de Investigaciones realizadas: a mayor número, mayor calidad de la educación. En resumen, más cobertura no redunda en mejor educación. La educación debe mejorarse en la secundaria: personas que sepan leer y escribir, sumar y restar, preparadas para la vida. Una cultura de la educación y de la crítica, donde hasta los choferes de bus lean –porque aquí al menos no leen ni las señales de tránsito–. Una sociedad igualitaria, donde no sea necesario entrar a una universidad aristocrática para ganar un sueldo decente para vivir. Hay que ampliar, eso sí, la cobertura en institutos técnicos con corta duración, de manera que los jóvenes salgan a trabajar desde los diez y ocho años, en lugar de estar estudiando contaduría y administración por cinco años (?!) y hasta los cuarenta viviendo con sus padres tras el décimo doctorado (inútil, por supuesto, en management). Las universidades entonces deben ser lo que siempre han sido: centros de élite, a donde sólo entran los mejores, quienes deseen estudiar (no sólo ganar dinero), para que así desarrollen un pensamiento científico que redunde en la creación de tecnologías, que a su vez hagan crecer al país. El caso de China es emblemático: en el país más poblado del mundo, había sólo tres estudiantes en la maestría en literatura, según un amigo que dictó allí clases. Y por supuesto, la universidad debe estar financiada por el Estado, no mediante préstamos, sino financiada totalmente. La empresa privada puede financiarla, siempre y cuando no busque convertirla en un instituto técnico que forme secretarias bilingües y vendedores de celulares, algo para lo cual gastar 30 millones de pesos luego de cinco años, con un prospecto de sueldo de un millón, me parece absurdo. Eso aumenta la pobreza, no la disminuye.
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Los laberintos - Reflexiones sobre la filosofía de la periferia por Alfonso Cabanzo se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.