jueves, junio 29, 2006

Estoy cansado, voy a descansar

Israel acaba de iniciar una ofensiva militar. Uribe ha ganado. Ha sido relegido abrumadoramente por 7'000.000 de colombianos. Sigo escuchando comentarios como "los judios son muy, muy malos, por eso se merecen lo que les pasó"; "los afro descendientes en Norteamérica son muy racistas, por eso merecen ser discriminados"; "luchar por la justicia siendo comunista es
absurdo, puesto que el comunismo (que se reduce a lo que hizo Stalin) fue injusto"; "todos lo campesinos que viven donde hay guerrilla son guerrilleros"; "todos lo campesinos que viven donde hay paramilitares son paramilitares". Estoy cansado de la gente que habla sin saber y jamás se preocupa por aprender. Que pontifica sin conocer. Hace poco escuchaba la historia de un joven bogotano que se sentía orgulloso de conocer Bogotá sólo desde la calle 72 hacia el norte, y de la carrera 45 (la "Autopista") hasta los cerros, es decir, la zona donde vive la gente "con más dinero". Y aun así decía que Colombia no era un país lleno de pobres. Poco a poco todos empezamos a pontificar sin saber, pero ya no nos da verguenza admitir que no argumentamos, que no nos basamos ni siquiera en encuestas malas, que no hemos leído un libro para hacer tales afirmaciones, o simplemente que duramos toda una tarde sopesando los argumentos a favor de nuestra idea. Simplemente son válidas porque sí, porque yo las digo. Y si bien es cierto que todas las opiniones son válidas en tanto que son opiniones, de la misma manera en que todos lo seres humanos tienen iguales derechos por el simple hecho de ser humanos, definitivamente hay una diferencia entre meramente opinar y saber algo. O entre decir, y argumentar, con argumentos válidos, no con sofismas, una posición. Simplemente no se puede afirmar que una feminista se curará a punta de sexo de su "problema", por el simple hecho de que a mi me parece que esta chica odia a los hombres por ser fea; eso es casi una invitación a violar a las feministas. No es válido afirmar que el hecho de que cien hombres fuesen los dueños de los bancos en la Alemania de 1940, y fuesen tan despiadados como los banqueros de Colombia, fuese una razón suficiente para acabar con la vida de otros cuatro millones de personas que pertenecían, pertenecieron, o tenían antepasados que pertenecieron a su misma religión. Es absurdo decir que los afroamericanos tienen una actitud racista, cuando en realidad no tenían derecho ni a sentarse en la misma zona del bus que los blancos sin correr el riesgo de ser linchados.
En otra ocasión escuché a alguien decir que una reina de belleza era condenable porque hablaba mal, y ni siquiera se detuvo a pensar que esta mujer había salido de un pueblo perdido de la selva chocoana donde no había sino un televisor que funcionaba con una planta eléctrica (y es sorprendente que haya sido elegida en el Reinado de Cartagena, donde van a pasear las chicas de clase alta del país). ¿Cómo esperaba que hablara, con el acento de la Reina de Isabel?
No sé cómo llegamos a este punto relativista, de considerar que mi mera opinión es una verdad. Bueno, realmente sí lo sé, en Colombia nuestros dirigentes se han preocupado cada vez más por "mejorar" la calidad de la educación, de tal forma que ahora tenemos bachilleres que a duras penas saben decodificar los signos para leer en voz alta, y se lee menos de un libro al año porque sus precios son muy altos, aunque un buen libro vale lo mismo que un petaco de cerveza. En Estados Unidos hay una campaña para integrar la "teoría" del Diseño Inteligente (un nombre sofisticado para "creacionismo") en el programa de ciencias, y es apoyada por el Presidente. Con una formación así, la frase de cajón "todo es relativo" es de fácil asimilación, más fácil de captar. Por lo menos es más fácil para muchos de nosotros que no captamos el sentido completo de "E = mc2", y dice más o menos "nada es relativo". Desde mi época de estudiante, no obstante, conozco un argumento que da al traste con semejante afirmación (la de que todo es relativo). Y aunque he escuchado críticas a éste, su sencillez es tan abrumadora como de la misma sentencia relativista: Si es verdad que todo es relativo, habrá, a su vez, por lo menos una cosa que no es relativa, la frase "todo es relativo". De manera que si todo es relativo, entonces no todo es relativo. La frase, así interpretada, es un absurdo. Es falsa.
Estamos en la búsqueda permanente de ese punto de referencia que nos permitirá determinar si lo que decimos es o no coherente, si nuestros argumentos son válidos, si, en fin, hemos o no descubierto la verdad. La frasesita, cuando se asume como un dogma, simplemente valida automáticamente cualquier punto de vista, y por ende sus portadores se sienten depositarios de una verdad, la verdad de "su" opinión, que es más verdadera y respetable que cualquier otra opinión que puedan escuchar. Hay otra interpretación. Reconocer que todo es relativo, en su versión light, me permite saber que posiblemente estoy equivocado, que si no sé sobre un tema, humildemente debo callar, o preguntar. Que puedo admitir que estoy equivocado, admitir que mi opinión es ridícula y cambiarla por una mejor sustentada, no guardarla como un tesoro para después transmitirla de generación en generación hasta que alguien esté dispuesto a matar a otro por no creer esa ridiculez. Las sentencias "todo es relativo", o "todas las opinones son válidas", no sirven para validar mi propia opinión, sino más bien para recordarme que puedo estar equivocado. Que debo sentarme, reflexionar, investigar, leer más, por lo menos contrastar la página de Internet que consulto, para determinar si soy yo quien ha fallado. Estas frases no son estímulos para la estupidez, sino más bien estímulos para salir de ella. Hay que salir de la caverna, pero su salida es un laberinto, lleno de recovecos que parecen no tener fin. No tenemos más hilo de Ariadna que nuestro propio pensamiento, y así como éste ha ayudado al ser humano a perderse en infinidad de guerras absurdas, en mares de injusticia, de discriminación, tendrá que ayudarnos a encontrar la salida. Estoy cansado. Desespero, me dejo llevar, generalizo, insulto. Debo parar, debo ver la luz al final del tunel. Un descanso, sin duda, puede ayudar. Me voy a ver TV. Tanta pensadera es contraproducente.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bravo!!! Excelente. Sin palabras...
J.

luis dijo...

Yo también me he preguntado la validad de la relatividad y para ello he llegado a otras concluciones. Me parece que la relatividad de los conceptos tiene una relación con la pluralidad de las realidades. Cada persona conoce una realidad diferente, el hecho de que viva en el norte o en el sur, el hecho de que haya crecido en una nación o en otra, mi educación y mi socialización, todos estos aspectos influyen en la forma en que interactuo con el mundo exterior, en la forma en que entiendo la realidad. Esto me hace pensar que es dificil de pensar que existe una única realidad, no estoy hablando simplemente de la visión subjetiva de la realidad, sino que la realidad en si no es una sola. Ahora bien si esa realidad no es la misma para todos, como se puede pedir que las personas no sean relativas? Quizas exista una realidad en si, pero si existe no la podemos conocer ( Kant o?), de la misma forma es dificil tratar de no ser relativo en este sentido.
No creo que nunca una persona que haya crecido y vivio toda su vida dentro de la riqueza pueda siquiera entender que es pobreza, tampoco alguien que este lleno de ideas retrogradas acerca de los géneros entienda la denigrante situación de las mujeres... Y si bien la educación puede ayudar a abrir otros conocimientos, a tolerar otras opiniones; puede la educación ser un factor tan determinante contra otros que determinan nuestra personalidad ( por ejemplo la cultura)? No se, pero no creo que podamos vivir afuera de la caverna...

alcabanzo dijo...

¿Una realidad, varias realidades? la realidad es de una ingotable riqueza y el lenguaje de los hombres no agota este vertiginoso caudal, decía Borges. La realidad, o las realidades, siguen allí, invatibles, independientemente de que el hombre la maquille mil veces con su lenguaje.

sYcOnAtX dijo...

Claro que siempre hay algo que no es relativo, incluso, en la mismísima teoria de la Relatividad de Einstein, lo unico que se escapa al relativismo es la velocidad de la luz, y es lo que permite relacionar un sistema de referencia con otro. En el caso de nuestra realidad cotidiana, deberiamos asumir nuestras propias verdades para nuestro sistema, cuidando de conocer la forma de las transformaciones que nos permitirán relacionarnos con otros sistemas distintos. No es si no de esa forma que se puede lograr lo que llamamos Globalizacion. No podemos estar inmersos en un mundo global sin pretender ser entendidos por un ser de un sistema diferente al que habitamos. Es por algo que los habitantes del cuarto mundo debemos reconocer lo que nos llevan de ventaja (independientes de las causas abusivas que originaron aquello en el pasado, y otras que lo hacen hasta hoy) los del primer mundo; Y asi recíprocamente. No podemos pretender que quienes no nos entienden nos tiendan una mano o dejen de oprimirnos, pero hemos de ser nosotros, quienes estamos concientes de los hechos quienes planteemos formas de integración, para que la inevitable Globalización sea más bien un respiro que un dolor de cabeza.

Un avance, y creo que es el parámetro no relativo de nuestros sistemas sociales, la declaracion de los derechos humanos, debe guiarnos hacia la evolución que evitará la aniquilacion de la especie por la especie en el corto plazo (digamos los proxímos 2 siglos).









Ah, y respecto a Pinochet...

Si bien la gente que asesoró su gestion económica son en buena parte responsables del sólido sistema económico que ostenta Chile en este momento, aunque no por ello menos desigual, ha sido el ladrón más impune de la historia. Y un genocida descarado.

Bloom dijo...

Una precisión, los banqueros en Alemania para 1940 ya no eran judíos. Los judíos habían sido expropiados hacia 1938. También, la mayoría de los banqueros en Alemania, antes de la Segunda Guerra no eran judíos sino alemanes...
En fin, yo también me cansé de la pontificadera de los colombianos. Por eso sólo leo los foros de comentario de El tiempo como un pecado goloso, como echarse una canita al aire.
Ay país, país....

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Los laberintos - Reflexiones sobre la filosofía de la periferia por Alfonso Cabanzo se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.